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Las calandras sirven para aplicar calor de la misma forma que las planchas transfer, pero con la posibilidad de hacerlo de forma continua sobre un rollo de sustrato, sea tela o papel.
El ancho del cilindro es la medida principal que determina la elección de un modelo u otro. Además de otros detalles técnicos que diferencian unos modelos de otros, el sistema de calentamiento puede ser básicamente de 2 tipos: por resistencia eléctrica directa o mediante cilindro de aceite. El cilindro de aceite requiere más tiempo de calentamiento, pero aplica el calor de forma uniforme y más económica. Para los usos mas básicos se recomienda la  calandra calentada por resistencias de aceite, mientras que para producciones mayores y más regulares es preferible utilizar la calandra con cilindro de aceite.
La calandria se compone de dos o más laminadores que se tocan y cuya presión se gradúa por contrapesos siendo varios los cilindros. La tela pasa por entre los dos primeros cilindros superiores, después entre el segundo y tercero y así sucesivamente. Lo ordinario es que la máquina tenga cinco cilindros y se prensan a la vez dos piezas de tela pasando cada una dos veces por este laminador. De los cilindros, uno por lo menos ha de ser de metal y éste, perfectamente alisado y bruñido en su superficie es hueco y se calienta por lo general por una corriente de vapor que circula entre el cilindro y otro interior que le es concéntrico.
Cuando por un sistema de engranajes se dan velocidades diferentes a los cilindros, aumenta considerablemente el lustre que toma la tela llamándose a las calandrias que obran de esta manera calandrias de lustrar.
Si inmediatamente antes de pasar la tela por la calandria se la rocía ligeramente con agua, adquiere un viso especial cuya belleza aumenta si durante el cilindrado se da a la tela un ligero movimiento de vaivén en el sentido de su anchura cuyo movimiento puede conseguirse con un mecanismo especial.

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